jueves, 1 de septiembre de 2011

EEUU ha malgastado en Irak y Afganistán entre 31.000 y 60.000 millones de dólares

Red Butler venía a decir en Lo que el viento se llevó : "No me gusta la guerra porque es un inmenso desperdicio".

En la entrada anterior comentábamos como una imbécil del Tea Party, con posibilidades reales de elección, gracias a la caterva de imbéciles que van a votarle, mezclaba desastre natural, con voluntad divina y necesidad de recortar el gasto público.

Como es habitual, el trinque de contratistas con carné del tipo Cheney y Halliburton, o Blackwater y sus masacres, por decir uno de los tantos que se han lucrado hasta las pestañas, no cuenta en el gasto público. Parece que lo pagan otros.

Esto es sin entrar en consideraciones legales y morales sobre tener en el terreno a mas de cien mil mercenarios de gatillo fácil al margen de las leyes de la guerra y de los USA, como si no tuvieran bastante los desgraciados iraquíes con las chulerías de un ejército invasor plagado de niñatos.




Nos hemos olvidado de las torturas Abu Grahib, el uso contra las leyes de la guerra de proyectiles incendiarios de fósforo blanco en nucleos urbanos atiborrados de civiles como en Fallujah o del expolio permitido del Museo Arqueológico de Bagdag, pues solo estaban obligados los soldados a proteger instalaciones petrolíferas...

Esperemos que al taxpayer norteamericano al menos esta sangría de dinero tirada directamente al sumidero de la corrupción y el trinque le conmueva algo mas.Aunque siempre habrá un perraco del Tea Party que justificará eso y mas a partir de cuatro ideas simples cubiertas por una banderita.

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http://www.elmundo.es/america/2011/09/01/estados_unidos/1314833761.html

Comprende el período 2001-2011

EEUU ha malgastado en Irak y Afganistán entre 31.000 y 60.000 millones de dólares

El general estadounidense David Petraeus, en una rueda de prensa en Kabul. | Reuters El general estadounidense David Petraeus, en una rueda de prensa en Kabul. | Reuters
  • Las cifras incluyen el gasto excesivo, sobornos y productos defectuosos
  • Algunos casos, como el de Libia, no están contemplados en el informe
Al presentar el informe, Katherine Schinasi, miembro de la 'Comisión sobre Contratos de guerra', señaló durante la rueda de prensa que eso significa que "todos los días se desperdician 12 millones de dólares (unos 8 millones de euros)".
El informe, titulado 'Transformando los contratos en época de guerra: control de costos, reducción de riesgos' y enfocado en el periodo 2001-2011, es producto de tres años de investigación, y resume datos ya divulgados en otros estudios.
"El gobierno no estaba preparado para ir a la guerra con Afganistán en 2001 ni a la de Irak en 2003 empleando a un gran número de contratistas civiles", y es todavía incapaz de suministrar la gestión efectiva y supervisión de un gasto que se prevé superará los 206.000 millones de dólares (unos 143.000 millones de euros) para fines del año fiscal 2011, agregó Michael Thibault, co-presidente de la Comisión y ex director de la Agencia de Auditoría de Contratos de Defensa.
Thibault aseguró que, según la investigación, el gasto excesivo representa entre "un 10% y un 20% de ese total", y que el fraude, que incluyó sobornos, manipulación de contratos y productos defectuosos, se situaría "entre el 5% y el 9%".
La mayor parte de este dinero se debe a deficiencias a la hora de revisar contratos, proyectos insostenibles o duplicados, negociaciones inadecuadas e irregulares, o auditorías retrasadas, según el análisis.
"Hay muchas causas, y no existe una solución simple", indica el informe, que aporta quince recomendaciones entre las que destacan un aumento del número de auditores, reformas al sistema de contrataciones y una mejor supervisión de los proyectos desde su inicio hasta su finalización.
Existen más de 260.000 contratistas que trabajan para el Ejército estadounidense en Irak y Afganistán, y el gobierno es "excesivamente dependiente" en su labor, agregó el documento.
Asimismo, la comisión subrayó que el malgasto se extiende no solo a las operaciones militares de Estados Unidos, sino también a proyectos de reconstrucción y ayuda en caso de desastres naturales.
Además, reconoce que algunos casos, como la actual situación en Libia, no están contemplados en el informe, por lo que el volumen de gasto excesivo y fraude puede ser mayor del reseñado.