martes, 6 de septiembre de 2011

09/11

Para los que teníamos cierta edad, hasta el año 2001, el 11 de Septiembre era el día del golpe a Salvador Allende en Chile, perpretado por generales traidores con el apoyo necesario de los USA. A partir del 2001 todo cambió de repente.

Lo que ocurrió en Norteamérica aquel día es, simplemente, inefable.

Solo podemos acercarnos al tema a partir de pinceladas: el uso divergente de objetos cotidianos para convertirlos en armas de terror, la retransmisión planetaria y en directo de los acontecimientos, el timing perfecto para producir el mayor escalofrío...nunca se ha repetido tantas veces eso de "parece una película".

Una película de catastrofes llenas de efectos especiales, añadiría.

Del siguiente blog extraigo varias fotos que aportan diferentes aspectos de este collage de sensaciones varios, que fue el 11 de Septiembre. Les recomiendo que, si no les importa leer en inglés, lo visiten, pues los comentarios que acompañan las instantáneas son muy interesantes:

http://iconicphotos.wordpress.com/2011/09/05/unmentionable-odour-of-death-offends-that-september-night/

Aquí se muestra una espontánea alegoría del mundo existente antes del 11-S y las complicaciones que se mostraban en el horizonte. Esos pocos metros de separación simbolizan el fin del siglo XX y el comienzo del siglo XXI. No es una foto de pose, sino la muestra de la despreocupación real ante magnitudes que no acaban de ser aprehendidas en toda su extensión.






Aquí G.W.Bush, cuando recibe la noticia del segundo avión que impacta contra el WTC, lo que determinó que no se hablaba de un desgraciado accidente. Fue un auténtico corcho al servicio de los intereses petroleros y armamentísticos de su país. De una simpleza extraordinaria, sorprende el bajo nivel requerido para ser Presidente de los Estados Unidos de América.




Esta foto puede ser el símbolo de lo que significa el terrorismo en nuestro mundo: por un resquicio del espacio y el tiempo, se cuela la guerra en los entornos cotidianos, superponiendo lo rutinario con las escenas de masacre y destrucción propias de escenarios bélicos.

La otrora envidiable modernidad del ejecutivo neoyorquino de traje y portátil en Manhattan se yuxtapone con los escombros, papeles destruidos y polvo repleto de amianto setentero. De la misma forma que combinando colores aparecen colores nuevos, combinando cotidianidades en un preciso instante -la cotidianidad del ejecutivo, la cotidianidad del escenario de guerra- aparece una nueva realidad  desconcertante de la que aún no nos hemos recuperado.



Contrastó fuertemente el indeseado show mediático en que se convirtió este ataque con la falta de detalles de la repercusión en las personas que, sin esperanza alguna, tomaban el camino del suicidio.

Pequeñas siluetas se arrojaban al agotárseles la esperanza. Gentes normales, con aspiraciones normales, obligados a morir.







El fondo rayado del rascacielos sirve para destacar la silueta. A medida que las siluetas muestran mas detalles, nos sentimos mas cercanos a su dolor, se requiere menos esfuerzo intelectual, la empatía nos dice que son reales, no maniquíes lanzados al contraluz. Son personas.


Esta foto causó gran revuelo en su momento. Dejando aparte lo desagradable que resulta, siempre me ha llamado la atención el pudor respecto a esta realidad del 11-S. He visto en periódicos cabezas de personas apoyadas en una mesa en Liberia, la ejecución  con machete -cuadro a cuadro- de un soldado nicaragüense por un soldado de la contra... por no hablar de la cotidiana realidad de los coches bomba en mercados y plazas de en Irak o Paquistán mostrando civiles desventrados.

¿Donde está la diferencia?, ¿será que los otros no son de los nuestros y no nos duele igual su dolor?. No lo sé, pero algo hay invisible que distingue entre distintos grupos de humanos y  el reflejo de su dolor en los medios de comunicación.



Aquí de las primeras -y pocas- imágenes del ataque al Pentágono. Soy de los que creen que aquí hay gato encerrado, que no cree en aviones que se volatilizan (¿conocen a alguno que lo haya hecho en la historia de las catástrofes aéreas?) y que solo dejan un orificio realizado, presuntamente, con el radomo del aparato, que es de lo mas debíl para los impactos, pues allí se aloja el radar tras una cúpula protectora. Lo siento, pero me sorprende que todos -salvo unos cuantos - se traguen tal bola.

Me escama la falta de imágenes de lo que impactó en un edificio plagado de cámaras como es el Pentágono. Lo único que se mostró en la cámara de un aparcamiento de forma sospechosa saltaba en el momento en que entraba en escena el presunto avión. No me creo esa supuesta forma de planear en una hondonada como es la topografía del terreno por donde accedió. Ya se que hay mucho friki diciendo lo mismo, pero que le vamos a hacer...

Nuestros mayores nos enseñaron a crear guerras a partir de incidentes artificialmente organizados por partes interesadas: El hundimiento del Maine (Cuba), el incidente del golfo de Tonkín (Vietnam), el incendio del Reichstag (Alemania), los incidentes fronterizos con Polonia ( Septiembre del 39')... como en una novela policiaca, deberíamos preguntarnos ¿a quien benefició esto?

El 11-S supuso el inicio de dos guerras que han proporcionado pingües beneficios a la industria armamentística, incluidos los servicios logísticos apareados, en forma de ejércitos de mercenarios al margen de la ley y en número superior al de los ejercitos implicados o de compañías suministradoras de logística en lugares devastados por las armas propias. De un plumazo endeudó la economía norteamericana -en superavit- a niveles desconocidos . Algún día podremos cuantificar la influencia de todo esto en la crisis que padecemos.

El día 9 de Septiembre de 2001 una noticia apareció en los diarios  sin grandes alharacas: Ahmad Masud, el "León del Panshir" era herido mortalmente por  Al-Qaeda. Por aquel entonces, la "Alianza del Norte" se encontraba arrinconada en Afganistán debido a la falta de apoyo externo. La muerte de Masud -todo un personaje lleno de luces y sombras, pero de un carácter inamovible tras años de lucha- allanó el camino para una Alianza del Norte mas proclive a los intereses occidentales. Siempre he pensado que fue demasiada coincidencia en el tiempo.