Con un coste máximo de 50 euros por prototipo y compuesto de decenas de cañas de bambú, Masud Hasani busca fondos para llevar su idea a Afganistán, donde vivió hasta los 14 años
Massoud Hassani, posando con el Mine Kafon que quiere llevar a Afganistán.
Masud Hasani vivió en Qasaba (Kabul) hasta los cinco años, aunque no fue hasta los 14 cuando abandonó el país definitivamente. De su niñez recuerda especialmente dos hechos: cómo construía con su hermano sus propios juguetes rodantes que se movían con la fuerza del viento y cómo los perdían una y otra vez cuando cruzaban los campos sembrados de minas que se extendían por la región.
Hoy tiene 29 años y juntando esas dos imágenes ha desarrollado su proyecto de final de carrera para la Academia de Diseño de Eindhoven (Holanda), donde reside actualmente. Se trata de Mine Kafon, una réplica 20 veces más grande de aquellos juguetes de su infancia que, siguiendo la misma mecánica de movimiento, ayudará a despejar los campos de minas.
"Muchos niños juegan junto a campos de minas en Afganistán y terminan heridos, aunque ellos nunca han sido los enemigos para los que se construyeron las minas; sentía que tenía que hacer algo", explica Hasani, indignado porque "nadie quiere decir cuántas minas hay enterradas aún, pero en Afganistán hay más de 10 millones".
Mine Kafon es una especie de bola gigante de unos 190 centímetros de diámetro construido con decenas de brazos de cañas de bambú, capaz de rodar impulsada únicamente por la fuerza del viento y explosionar a su paso las minas enterradas, absorbiendo el impacto y pudieron continuar su trayectoria. Su peso de 70 kilogramos le confiere la suficiente ligereza para moverse con una brisa y, al mismo tiempo, activar los explosivos.
Con cada detonación, Mine Kafon pierde algunos de los brazos de su estructura que pueden ser sustituidos no sólo de manera sencilla sino también económica, puesto que Hassani estima que el costo total de un prototipo se mueve en la horquilla de los 40 a 50 euros, una cifra muy alejada de los 1.200 dólares que puede llegar a costar desactivar un área con técnicas convencionales, según indica el inventor.
La ubicación de este chip tampoco es casual: siguiendo el modelo humano y situándose por encima de la rodilla de nuestro cuerpo. El motivo, según explica el propio Hasani, es que el tipo de minas para las que está diseñado el artefacto son aquellas que han sido creadas para mutilar las extremidades por debajo de la rodilla.
Los planes de Hasani pasan por fabricar un número suficiente de Mine Kafon para probarlo en suelo afgano y comprobar in situ qué opinión les merece el ingenio a los propios habitantes. Sin embargo, el problema al que se enfrenta es el de la financiación, puesto que hasta la fecha todos los costes han corrido por cuenta propia. Así pues, Hassani no descarta recurrir al crowdfunding a través de páginas web como Kickstarter; por lo pronto, ya ha comenzando la campaña de recogida de fondos a través de su propio blog, donde figura una cuenta PayPal para todo aquel que quiera colaborar.
Ahora recoge sus frutos, puesto que ya se ha anunciado que su diseño formará parte de una colección en el MOMA de Nueva York, donde tendrá una exposición a partir de marzo de 2013. No es la única muestra, un mes antes, en febrero del año que viene, la Galería Slott de París también presentará el proyecto para el que Hassani ya trabaja en nuevos prototipos
http://www.publico.es/ciencias/446443/un-afgano-inventa-un-desactivador-de-minas-eolico#cfmb
Hoy tiene 29 años y juntando esas dos imágenes ha desarrollado su proyecto de final de carrera para la Academia de Diseño de Eindhoven (Holanda), donde reside actualmente. Se trata de Mine Kafon, una réplica 20 veces más grande de aquellos juguetes de su infancia que, siguiendo la misma mecánica de movimiento, ayudará a despejar los campos de minas.
"Muchos niños juegan junto a campos de minas en Afganistán y terminan heridos, aunque ellos nunca han sido los enemigos para los que se construyeron las minas; sentía que tenía que hacer algo", explica Hasani, indignado porque "nadie quiere decir cuántas minas hay enterradas aún, pero en Afganistán hay más de 10 millones".
Mine Kafon es una especie de bola gigante de unos 190 centímetros de diámetro construido con decenas de brazos de cañas de bambú, capaz de rodar impulsada únicamente por la fuerza del viento y explosionar a su paso las minas enterradas, absorbiendo el impacto y pudieron continuar su trayectoria. Su peso de 70 kilogramos le confiere la suficiente ligereza para moverse con una brisa y, al mismo tiempo, activar los explosivos.
Con cada detonación, Mine Kafon pierde algunos de los brazos de su estructura que pueden ser sustituidos no sólo de manera sencilla sino también económica, puesto que Hassani estima que el costo total de un prototipo se mueve en la horquilla de los 40 a 50 euros, una cifra muy alejada de los 1.200 dólares que puede llegar a costar desactivar un área con técnicas convencionales, según indica el inventor.
En busca de financiación
En el núcleo del artefacto, dentro de la pieza en la que se ensamblan los brazos de bambú, se esconde un chip GPS, de manera que puede transmitir los datos de la ruta seguida -y despejada- para establecer caminos seguros. Ésta es, precisamente, la tarea que ahora le ocupa más tiempo al joven afgano, que trabaja en las mejoras del software junto a su hermano.La ubicación de este chip tampoco es casual: siguiendo el modelo humano y situándose por encima de la rodilla de nuestro cuerpo. El motivo, según explica el propio Hasani, es que el tipo de minas para las que está diseñado el artefacto son aquellas que han sido creadas para mutilar las extremidades por debajo de la rodilla.
Los planes de Hasani pasan por fabricar un número suficiente de Mine Kafon para probarlo en suelo afgano y comprobar in situ qué opinión les merece el ingenio a los propios habitantes. Sin embargo, el problema al que se enfrenta es el de la financiación, puesto que hasta la fecha todos los costes han corrido por cuenta propia. Así pues, Hassani no descarta recurrir al crowdfunding a través de páginas web como Kickstarter; por lo pronto, ya ha comenzando la campaña de recogida de fondos a través de su propio blog, donde figura una cuenta PayPal para todo aquel que quiera colaborar.
Tecnología hecha arte
La historia de Hassani es la de la superación. Él mismo relata cómo cuando tenía 14 años su madre le envió con unos contrabandistas para huir del país, a los que poco después abandonaría viviendo durante un año en Pakistán y Rusia. Sería un año después cuando llegara a Holanda, de donde no se ha movido desde entonces, dando alas a su creatividad desde la Academia de Diseño de Eindhoven.Ahora recoge sus frutos, puesto que ya se ha anunciado que su diseño formará parte de una colección en el MOMA de Nueva York, donde tendrá una exposición a partir de marzo de 2013. No es la única muestra, un mes antes, en febrero del año que viene, la Galería Slott de París también presentará el proyecto para el que Hassani ya trabaja en nuevos prototipos
http://www.publico.es/ciencias/446443/un-afgano-inventa-un-desactivador-de-minas-eolico#cfmb
Tras varios días de la respuesta bíblica -en vocación y en denominación- en forma de ciento por uno (ciento y pico palestinos frente a tres israelíes), llega la tregua.
El guión habitual se interrumpe. No parece que haya invasión terrestre pese a tener elecciones a la vista.
¿Qué ha cambiado? Por supuesto que no lo sé, pero puestos a especular se me ocurren varias cosas sin haber leido aún los comentarios de la prensa:
1- El mal rollo que produce en la mayor parte del mundo “la cacería de conejos” mas que “guerra”, que son las represalias israelíes a los palestinos no es aconsejable ahora que, lo mismo, están dándole vueltas a como “manu militari” acabar con el programa nuclear iraní. Insisto en que la incursión en Sudán del Norte de hace no mucho me escama…
2-Cuando se trata de lucha sobre el terreno, mueren israelíes. No muchos, comparados con el bando de enfrente, pero alguno cae.
3- De la última “excursión” al Líbano debería Israel sacar la conclusión de que, aún ganando, el daño que produce a la marca de “Invencibilidad de la IDF” los vídeos de blindados israelíes saltando por los aires por material antitanque comprado de matute o simple artefacto explosivo improvisado, fabricados con las sabias enseñanzas de la Universidad del Explosivo Improvisado de Irak & Afganistán, no tienen precio. Es mas, creo que la citada incursión al Líbano enseñó el camino a los barbudos -ansiosos por mejorar sus estrategias- el día en que se atrevan a meter los poderosos tanques israelíes.
4- No hay dinero. La guerra cuesta -y mucho-. Se sabe cuando se entra, pero no cuando se sale. Últimamente los ejemplos recientes son de no salir o hacerlo medio derrotados, largándole el mochuelo a los ejércitos nativos a toda prisa.
5- ¿Se habrán dado cuenta de que el castigo engrandece a los radicales? Lo mismo, el día en que el bloqueo del guetto de Gaza se centre en bloquear aquello que realmente afecta a la seguridad israelí y dejen pasar combustible, medicinas, comida…y material de construcción para un erial destruido por las bombas, lo mismo es mas facil la convivencia. Miren en nosotros: cuando hay sobrepeso, los radicalismos se suavizan.