jueves, 12 de julio de 2012

Héroe en la cárcel


Héroe en la cárcel

Por: | 25 de mayo de 2012

AfridiEl doctor paquistaní Shakil Afridi (MOHAMMAD RAUF / AFP)
Cualquiera diría que la Casa Blanca y el Pentágono tratarían como a un héroe al médico que les ayudó a identificar a Osama bin Laden, algo que propició la muerte del terrorista a manos del comando de élite de los Navy SEALS. Pero la indignación va en aumento aquí en Washington por la indolencia del Gobierno frente a la captura y condena a 33 años del doctor paquistaní Shakil Afridi.
Pakistán es, en teoría, un aliado de EE UU. Sin embargo, durante años alojó a Bin Laden en Abottabad, una localidad cercana a Islamabad donde además hay una academia militar. Con la falsa excusa de una campaña de vacunación, el médico ayudó a la CIA a localizar a Bin Laden en su refugio, algo que le permitió a la cúpula militar ejecutar su operación.
Durante meses, Pakistán le siguió la pista a Afridi, y le apuntó como colaborador de la inteligencia norteamericana. Fue despedido hace dos meses. Se le multó con el equivalente a casi 2.500 euros. El miércoles fue condenado a 33 años de prisión. Se le acusa de asistir a la inteligencia extranjera, aunque no delató a nadie más que un terrorista saudí buscado por la muerte en EE UU de más de 3.000 personas.
Varios legisladores, demócratas y republicanos, han criticado duramente a la Casa Blanca, por su pasividad. El representante republicano por California Dana Rohrabacher ha presentado dos propuestas de ley: una para darle a Afridi la nacionalidad norteamericana y otra para que el Capitolio le entregue su Medalla de Oro. Considera que eso le daría mayor peso a la Casa Blanca para exigir su liberación.
Dos voces muy respetadas en el Capitolio, los senadores John McCain y Carl Levin nos enviaron esta semana a los medios una carta firmada de forma conjunta en la que califican la sentencia al doctor Afridi de “horrible y escandalosa”. “Lo que el doctor Afridi hizo no tuvo nada que ver con la traición”, escribieron. “Fue un acto de valor, heroico y patriótico, que ayudó a localizar el terrorista más buscado del mundo, un asesino en serie que tenía las manos manchadas con la sangre de muchos paquistaníes inocentes”.
Las relaciones entre Washington e Islamabad se hallan en un momento crítico. Un ataque de la OTAN en noviembre se saldó con la muerte de 24 soldados de Pakistán, en lo que en apariencia fue fuego amigo. El Gobierno de ese país cerró las dos rutas de abastecimiento de las fuerzas aliadas a través de carretera, que unen Kabul y Kandahar con el puerto de Karachi. Barack Obama intentó negociar una reapertura que facilitaría el repliegue militar programado para 2014.
En semejante contexto, los altos funcionarios del Ejecutivo de EE UU han preferido mantener un prudente silencio respecto al encarcelamiento de Afridi, alguien que, a todas luces, para los legisladores y los ciudadanos a los que estos representan, es un héroe. Un buen ejemplo son las palabras que nos dijo a los periodistas la portavoz de la diplomacia norteamericana, Victoria Nuland, en su rueda de prensa del miércoles: “No vemos una razón para la detención del doctor Afridi”. Y ya. Uno esperaría palabras de mayor reconocimiento para el hombre que ayudó a dar con el mismísimo Bin Laden